Sistema Óseo



En medicina, la palabra “sistema” hace referencia a un grupo orgánico cuyos tejidos son semejantes y trabajan conjuntamente para un mismo fin. En este sentido, el sistema óseo es una agrupación de huesos organizados de forma que estructuran el esqueleto humano.

Se estima que este conglomerado de tejido óseo simboliza un aproximado del 12% del peso corporal total de una persona.

Como es evidente, los humanos no tenemos una sola pieza ósea gigante y continua que conforma nuestro esqueleto, sino que poseemos un conjunto numeroso de huesos que se unen entre sí mediante las articulaciones.

¿Cómo se constituye el sistema óseo?

Es posible clasificar el sistema óseo humano en dos grandes entidades: el esqueleto axial y el esqueleto apendicular, de las cuales hablaremos a continuación.

Esqueleto axial

Está representado por los huesos que conforman el eje de nuestro cuerpo, aquellos que estructuran nuestra cabeza, columna vertebral y tórax, para un total de 80 piezas óseas.

Esqueleto apendicular

Los miembros superiores e inferiores representan los apéndices corporales, ya que se añaden a los huesos centrales que componen el esqueleto axil.

Entendemos entonces que, el esqueleto apendicular está formado por las extremidades en su totalidad, incluyendo las estructuras que las unen al eje óseo: la cintura escapular (en el caso de las superiores), y la cintura pelviana (para los inferiores).

Estas partes esqueléticas están constituidas por 126 huesos. Si sumamos el axial y el apendicular totalizarían 206 huesos, que son los que constituyen el cuerpo de un adulto.

¿Cuál es el desempeño del sistema óseo?

Aunque a simple vista parezca que los huesos no desempeñan muchas funciones, la realidad contradice esta conjetura. Veamos cómo el sistema óseo contribuye en nuestra subsistencia.

Soporte

Quizás esta sea la utilidad más evidente del esqueleto. Todos sabemos que los huesos son los cimientos de nuestro cuerpo, los encargados de brindar sostén a los tejidos blandos, preservar nuestra morfología y mantenernos en bipedestación.

Los huesos son los que nos permiten decir que “tenemos los dos pies bien puestos sobre la tierra”.

Protección

Esta función es propia del esqueleto axil, cuyas estructuras rígidas resguardan nuestros órganos vitales (encéfalo, corazón, pulmones), siendo estos más susceptibles a cualquier injuria.

Movilidad

El sistema óseo, junto con las articulaciones y los músculos, forma parte del aparato locomotor, por lo que resulta fundamental para que nuestro cuerpo genere movimiento. Esta característica es principal del esqueleto apendicular.

Equilibrio mineral y metabólico del sistema óseo

El tejido óseo desempeña la función de regular las concentraciones de calcio y fósforo, equilibrando su almacenamiento con la liberación plasmática según sea necesario, a fin de lograr la homeostasis de estos elementos.

Producción de células sanguíneas

Seguramente has escuchado hablar de la médula ósea roja.

Este es un tejido hematopoyético que se encuentra formando parte de algunos huesos del sistema óseo.

Su función está parcialmente orquestada por la hormona eritropoyetina (producida a nivel renal) y tiene la finalidad de generar eritrocitos, leucocitos y trombocitos.

Reserva de triglicéridos

En este caso nos referimos a la médula ósea amarilla, presente en algunos huesos del humano adulto y que se halla conformada por tejido adiposo.

Se almacenan en este lugar para ser usados por el cuerpo como último recurso energético en caso de inanición.

Audición

Este objetivo no es propio del sistema óseo en general, sino únicamente corresponde a la cadena de huesecillos encontrada en nuestros oídos.

Su función es netamente mecánica, son los responsables de transferir hacia el oído interno el movimiento que las ondas sonoras producen en el tímpano.

Con el propósito de que sean captadas e interpretadas posteriormente.

¿Qué tipos de huesos conforman el sistema óseo?

De acuerdo a su aspecto, podemos clasificar los huesos en diferentes tipos:

  • Largos,
  • Cortos,
  • Planos,
  • Sesamoideos e Irregulares.

Ahondemos en las características de cada uno:

Huesos largos del sistema óseo 

Se distinguen porque su longitud es mayor que su anchura. Resultan fundamentales para la formación del esqueleto apendicular.

Su función es favorecer la movilidad de las extremidades y sostener el peso del cuerpo.

Los huesos largos que conforman los miembros superiores son:

  • El húmero.
  • El cúbito.
  • El radio.
  • Los metacarpianos.
  • Todas las falanges.

Por su parte, los miembros inferiores están organizados por los siguientes huesos largos: el fémur, la tibia y el peroné, los metatarsianos e, igualmente, las falanges, que en este caso se encontrarían formando los dedos de los pies.

Huesos cortos del sistema óseo

Con respecto a sus dimensiones, son relativamente iguales de largo que de ancho, lo que les otorga una apariencia similar a la de un cubo.

Este tipo de huesos dan vida a las articulaciones de la muñeca y el tobillo, formando el carpo y el tarso, respectivamente.

Se ubican en estas partes del sistema óseo porque son las estructuras responsables de brindarle firmeza y equilibrio a estas coyunturas, permitiendo a su vez un cierto rango de alcance para los movimientos que se realizan.

Huesos planos del sistema óseo

Son delgados y forman parte importante del esqueleto axial.

Desempeñan fundamentalmente un papel de defensa para las vísceras, preservando las de agresiones externas.

Asimismo, presentan una cantidad generosa de espacio para la inserción de grupos musculares.

Constituyen algunas piezas óseas craneales y faciales, así como de la región torácica (esternón y huesos costales), de la cintura escapular (omóplato) y de la cintura pélvica (ilion, isquion y pubis).

Huesos sesamoideos del sistema óseo

Como su nombre lo indica, son huesos pequeños y redondeados con el aspecto de una semilla de sésamo.

Su función es protectora, buscan conservar los tendones del desgaste.

Pensando en su finalidad, resulta evidente que este tipo de huesos se ubican en las adyacencias de los tendones de las manos, rodillas y pies.

Siendo la rótula su exponente más conocido.

Huesos irregulares del sistema óseo

No entran dentro de ninguna de las otras clasificaciones de los huesos del sistema óseo, ya que su forma es completamente desigual y compleja.

Al igual que sucede con los dos anteriores, su objetivo es proteger otras estructuras más frágiles.

Un ejemplo clásico son las vértebras de la columna que, entre otras cosas, custodian a la médula espinal.

El sistema óseo los huesos y sus partes

Ahora que conocemos los tipos de huesos que estructuran el sistema óseo, veamos cuáles son las partes que los componen.

La mayoría de estas se distinguen únicamente en los huesos largos.

Epífisis

Se le conoce con este nombre a los extremos del hueso; es decir, son las terminaciones proximal y distal de la pieza ósea.

Diáfisis

Es el elemento medio del hueso, lo que se halla entre ambas epífisis; entendiéndose como el cuerpo propiamente dicho de la estructura ósea.

Metáfisis

Es una pequeña región que se encuentra uniendo la diáfisis con las epífisis de los huesos largos del sistema óseo.

La metáfisis está compuesta por tejido cartilaginoso y también es conocida como cartílago de crecimiento porque permite que el hueso se desarrolle hasta alcanzar su tamaño final.

Es por esto que en los adultos aparece como una zona más delgada y aplanada, en comparación con los niños.

Cartílago articular

Se localiza en los bordes de las epífisis y representa un manto fino de cartílago hialino, es el responsable de facilitar el movimiento de dos huesos que se articulan, disminuyendo la fricción durante su contacto.

Periostio

Es una capa de tejido conjuntivo fibroso que envuelve toda la superficie ósea, exceptuando la zona recubierta por cartílago articular.

Dentro de sus funciones se destaca la protección y nutrición del hueso, así como su intervención en el proceso de consolidación de las fracturas.

Cavidad medular

Se ubica en el centro de la diáfisis y, como su nombre lo indica, alberga la médula ósea amarilla.

Endostio

Es una túnica delgada de tejido conectivo que se encuentra cubriendo cavidad medular.

Histología del sistema óseo

Ya mencionamos las particularidades macroscópicas de los huesos, pero aún es necesario ahondar en sus características microscópicas.

En este apartado lo primero que debemos conocer son las células que conforman el tejido óseo.

Células osteogénicas

Son unidades progenitoras que, por su capacidad mitótica, son las responsables de dar origen al resto de las siguientes células.

Osteoblastos

Son las células encargadas de generar el hueso, esto lo logran mediante la síntesis de los elementos que conforman la matriz ósea.

Osteocitos

Son los principales constituyentes del tejido óseo, y tienen su origen en los osteoblastos que quedan encerrados en la matriz.

Osteoclastos

Son antagónicos a los osteoblastos ya que su función es la de degradar el hueso, con el fin de mantener su correcto desarrollo.

Habiendo mencionado las variantes celulares que estructuran el sistema óseo, conviene destacar los tipos de tejidos constituidos por estas unidades.

Tejido óseo compacto

Conforma la túnica externa de los huesos, siendo de utilidad para el resguardo y soporte de los mismos.

Su componente principal son las osteonas, un conjunto de laminillas concéntricas que se disponen en forma de cilindro.

En su centro se hallan los conductos de Havers, que dan paso a los vasos sanguíneos que irrigan el hueso.

A su vez, estos canales se encuentran conectados por los conductos de Volkmann.

Tejido óseo esponjoso

Forma parte de las epífisis de los huesos largos y de la región interior de los otros tipos de huesos.

Representa una serie de laminillas superpuestas irregularmente con apariencia de trabéculas, a esto se debe el término de “esponjoso”, y es el lugar donde se ubica la médula ósea roja.

Curiosidades del sistema óseo

El esqueleto humano guarda más de un dato que seguramente desconoces sobre él, así que aquí mencionamos algunos hechos interesantes sobre el sistema óseo.

Hablemos de tamaños

El hueso con las mayores dimensiones es el de la pelvis, mientras que el más pequeño es uno que encontramos en el oído, el estribo.

Por su parte, el fémur es el campeón cuando de longitud se trata, midiendo casi el 25% de la altura total del cuerpo.

¿Qué ocurre con el sistema óseo de la nariz y las orejas al morir?

Si te gusta doblarte las orejas, debes saber que tanto ellas como la punta de tu nariz carecen de huesos, estando formadas únicamente por tejido cartilaginoso.

Durante el proceso de descomposición, el cartílago se deshace primero que el tejido óseo, es por esto que, al encontrar el cráneo de un cadáver, la nariz y las orejas siempre están ausentes.

Los bebés nos superan en cantidad de huesos en el sistema óseo 

Los adultos tenemos menos huesos que los bebés. El sistema óseo de parte de la población pediátrica es más numeroso, pudiendo alcanzar la cifra de hasta 300 huesos.

Esto ocurre porque conforme se da el crecimiento, muchos de estos huesos se fusionan, dando lugar a los 206 que conocemos. El origen de esto tiene su explicación en el proceso del parto.

Para ser capaces de atravesar el canal, los bebés requieren de cierta flexibilidad, por lo que algunos de sus huesos aparecen unidos por membranas (fontanelas), permitiéndoles mayor libertad de movimiento

¿Nuestro cuello es igual al de una jirafa en el sistema óseo?

Aunque parezca inverosímil, de cierta forma lo es. Nuestro cuello está conformado por 7 vértebras cervicales, la misma cantidad que las que componen el cuello de las jirafas. La diferencia radica en el tamaño de los huesos.

Cada vértebra de este mamífero puede tener una altura aproximada de 28 cm, mientras que la totalidad de la columna cervical de los humanos mide alrededor de 12 cm de longitud, representando menos de la mitad del tamaño de una sola vértebra de jirafa.

Quasimodo y el sistema óseo

Mucho se habla de la joroba de este personaje de la novela de Víctor Hugo (o de la adaptación de Disney), pero son pocos los que conocen el verdadero término médico que se le asigna a esta condición.

La flexión anormal de la columna cervical se conoce como cifosis. Esta deformación puede ser consecuencia de problemas posturales, enfermedades congénitas, neuromusculares, neoplásicas, reumáticas, entre otras.

Hioides, el hueso independiente

Inicialmente habíamos mencionado que todos los huesos del esqueleto estaban articulados entre sí; sin embargo, existe un hueso “flotante” en nuestro cuello: el hioides.

Realmente no flota, pero sí se encuentra suspendido por una serie de ligamentos y músculos, que permiten que se mantenga aislado del resto de estructuras óseas.



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